Porciones / número de personas: 8 personas
Tiempo de Preparación: 35 minutos
Tiempo de cocción: 20 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Fácil
60 gr. de mantequilla
150 gr. de galleta
350 ml. de nata líquida
300 gr. de fresas
50 gr. de azúcar
350 gr. de queso de untar tipo Philadelphia
4 láminas de gelatina neutra
Mermelada de fresa
Lo primero que hay que hacer es desmenuzar las galletas hasta convertirlas en polvo. Para ello utilizaremos una picadora o lo haremos de forma casera, metiendo las galletas en una bolsa y aplastándolas con un rodillo.
Ponemos la mantequilla en un bol pequeño, lo metemos unos segundos en el microondas para que la mantequilla quede líquida y, posteriormente, la añadimos al polvo de galleta que hemos conseguido. Mezclamos bien con las manos hasta formar una pasta.
Rellenamos con esta pasta todo el fondo de un molde de silicona y reservamos.
Aparte, ponemos la nata en una olla a calentar. Cuando hierva, le añadimos el queso y el azúcar, removiendo sin parar. Cuando veamos que no tiene grumos, lo vertemos en el molde con el fondo de galletas y lo llevamos directamente al frigorífico.
Mientras se enfría, ponemos la gelatina en agua fría y lavamos las fresas. Las secamos y las que calculemos que vamos a necesitar para decorar las cortamos en láminas finas sobre un plato, para aprovechar el jugo que van soltando. El resto, las machacamos para obtener más jugo.
Este jugo que hemos obtenido lo ponemos en un bol pequeño, junto con un poco de agua templada y una cucharada de mermelada de fresa, que nos aportará un poco más de color. En este líquido disolvemos la gelatina escurrida.
Sacamos la tarta del frigorífico, desmoldamos y vertemos sobre ella la mezcla obtenida, teniendo en cuenta que la galleta es la base de la tarta. Después, colocamos las láminas de fresa a modo de decoración. Dejamos que se enfríe un poco más antes de consumir. ¡Buen provecho!
Introducción de la receta