Porciones / número de personas: 6 personas
Tiempo de Preparación: 240 minutos
Tiempo de cocción: 90 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Moderado
900 gr. de queso crema
9 huevos
400 gr. de nata líquida para montar
1 vaina de vainilla
25 gr. de mantequilla
1 limón
2 cucharadas de harina
355 gr. de azúcar
600 gr. de fresas
Una pizca de sal
3 hojas de gelatina
Para realizar una riquísima tarta de queso y mousse de fresa, lo primero que debemos hacer es poner el horno a precalentar a 180º C, con calor por arriba y por abajo. Mientras se calienta, sacamos las semillas de la vaina de vainilla y las depositamos en un bol.
Después añadimos el queso crema, 150 gr. de nata líquida, la mantequilla derretida, 275 gr. de azúcar, la harina, el zumo de medio limón, cuatro huevos y dos yemas más. Mezclamos bien (mejor con varillas eléctricas).
Echamos la mezcla en un molde para tartas bastante alto, previamente forrado con papel de horno. Para que la mezcla se asiente, golpeamos ligeramente el molde con la encimera.
A continuación bajamos el horno a 150º C y metemos el molde durante una hora y veinte minutos, aproximadamente. Dejaremos enfriar dentro del horno, para que tenga un mejor aspecto final.
Proseguimos con la mousse de fresa. Para ello, las lavamos bien (reservando un puñado), las quitamos el rabito y las hacemos puré con una batidora. Después las pasamos por un pasapurés o colador, para que quede más fino, y las echamos en una cacerola, añadiendo 40 gr. de azúcar y el zumo de medio limón. Ponemos a fuego medio durante 10 minutos.
Mientras tanto, hidratamos las hojas de gelatina y las echamos al puré de fresas cuando todavía está caliente. Reservamos.
Aparte, montamos 250 gr. de nata, que tiene que estar muy fría. Con que esté semimontada es suficiente. Reservamos en el frigorífico.
A continuación, vamos montando 3 claras y una pizca de sal. Cuando hayamos conseguido que estén blanquecinas añadimos 40 gr. de azúcar a cucharadas mientras montamos.
Juntamos la nata montada con el puré de fresas, y después con las claras montadas, realizando movimientos envolventes y suaves. Cuando hayamos terminado, vertemos la mousse de fresas sobre el queso, en el mismo molde, y extendemos pegando ligeros golpecitos contra la encimera, para que se reparta bien. Conservamos en el frigorífico para que la mousse tome cuerpo.
Cuando vayamos a servir, desmoldamos con cuidado. Lavamos y cortamos las fresas que nos quedan por la mitad y decoramos la tarta. Si queremos más color, podemos incorporar unas hojitas de menta. ¡Exquisita!
Introducción de la receta