Porciones / número de personas: 2 personas
Tiempo de Preparación: 65 minutos
Tiempo de cocción: 60 minutos
Categoría: Aves
Dificultad: Fácil
4 patatas
Sal
2 muslos de pollo
Tomillo
Media cebolla
250 ml. de agua
250 ml. de vino blanco
Aceite de oliva
Esta receta tiene el poder de trasladarme a mi infancia con solo su olor. De hecho, cuando vamos a comer a casa de mi madre y nos juntamos muchos invitados, este plato es uno de los que suele cocinarnos. Y tengo que reconocer que a ella le queda para quitarse el sombrero.
Antes de comenzar a trajinar con los ingredientes ponemos a precalentar el horno a 200º C, con aire por arriba y por abajo.
Mientras se calienta, pelamos y lavamos las patatas, y las cortamos en gajos. La cebolla, también la pelamos y la cortamos en juliana. Cogemos un recipiente apto para el horno y colocamos primero una cama de patatas, y a continuación la cebolla, distribuida por toda la fuente.
Encima colocamos los muslos de pollo ya limpios, y salamos el conjunto. Es el momento de incorporar las especies. Podemos añadir aquellas que más nos gusten. En mi caso, suelo echar un poco de tomillo, que le da un sabor especial al pollo.
Por último, incorporamos un chorro de aceite por encima, un vaso de agua y otro de vino blanco, que hará que el pollo no nos quede seco.
Metemos la fuente al horno durante una hora más o menos, pero teniendo en cuenta que cuando lleve aproximadamente 40 minutos debemos darle la vuelta al pollo. Si vemos que nos está quedando seco podemos añadir un poco de agua.
Sacaremos la fuente del horno cuando veamos que la piel del pollo está dorada y crujiente. Ya solo queda emplatar y servir antes de que se enfríe. ¡Riquísimo!
Introducción de la receta