Porciones / número de personas: 8 personas
Tiempo de Preparación: 95 minutos
Tiempo de cocción: 15 minutos
Categoría: Postres
300 gr. de mantequilla
Una pizca de sal
2 huevos
250 gr. de azúcar
Un poco de canela en polvo
350 gr. de harina de repostería
Para hacer unas riquísimas galletas de mantequilla danesas lo primero que debemos hacer es poner en un bol el azúcar y la mantequilla, y removeremos con unas varillas hasta que ambos ingredientes estén bien integrados. Después, vamos añadiendo los huevos, pero uno a uno, hasta obtener una masa homogénea.
A continuación le añadiremos la harina tamizada, y volvemos a batir, y por último ponemos un toque de canela, y removemos de nuevo hasta conseguir una masa sin grumos, pero algo pegajosa, que amasaremos con las manos sobre una encimera ligeramente enharinada.
Hacemos una bola con la masa y la ponemos con papel de hornear por arriba y por abajo. Entonces la estiramos con un rodillo de cocina y después la dejamos reposar durante unos sesenta minutos, mejor en el frigorífico.
Transcurrido este tiempo ponemos a precalentar el horno a 180º C., con calor por arriba y por abajo. Después, sacamos la masa del frigorífico y la estiramos un poco más con el rodillo hasta dejar la plancha con un grosor de unos 5 milímetros.
Retiramos el papel de hornear de la parte superior y cortamos la masa con la ayuda de moldes de galletas. A medida que las vayamos cortando las galletas las iremos depositando sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Una vez tengamos todas las galletas en la bandeja metemos ésta en el horno y las hacemos durante un cuarto de hora aproximadamente, o hasta que veamos que están doradas. Entonces las sacamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla, y cuando se enfríen ya podremos degustarlas. ¡Deliciosas!
Introducción de la receta
Las galletas de mantequilla danesas están deliciosas. Estas son unas galletas que siempre han estado en los hogares y esconden el secreto de su éxito en su exquisito sabor. En vez de comprarlas, también podemos hacerlas en casa. No resulta excesivamente difícil prepararlas y saben riquísimas… ¡incluso mejor que compradas!