Porciones / número de personas: 4 personas
Tiempo de Preparación: 55 minutos
Tiempo de cocción: 45 minutos
Categoría: Aperitivos y Tapas
Dificultad: Fácil
3 limones
2 kilos de tomates maduros
Azúcar
Agua
Sal
Yo siempre tengo a mano un tarro con confitura de tomate, porque la utilizo para poner la guinda final en un montón de platos. También me sirve de merienda en ocasiones, ya que, simplemente untada en una rebanada de pan, está buenísima.
Lo mejor es que es una receta fácil de hacer y que no lleva ingredientes rebuscados, por lo que podemos ponernos con ella en cualquier momento, sin tenerlo planificado de antemano.
Hay fórmulas más sofisticadas de realizar esta receta, pero yo prefiero hacerlo a la manera tradicional, sin ingredientes extras añadidos que puedan distraer del riquísimo sabor del tomate.
En primer lugar, debemos poner agua en una olla a fuego fuerte. Cuando esté hirviendo echamos los tomates, que tienen que ser carnosos y estar un poco maduros. Tras un rato los saco y los dejo enfriar un poco o los meto bajo un chorro de agua fría para poderles quitar la piel sin quemarme.
Una vez les hemos quitado la piel los troceamos y aplastamos bien los trozos para quitarles todo el agua.
Pesamos la pulpa que tenemos y la echamos en una olla. Añadimos el mismo peso en azúcar, junto con la ralladura de dos limones y el zumo de un tercer limón. Para quitarle un poco de acidez al tomate también podemos incorporar un poco de sal.
Lo ponemos todo a fuego medio y lo vamos dando vueltas con una cucharada de madera, durante unos 40 minutos, tiempo suficiente para que se haya evaporado todo el agua y se haya formado una confitura más bien espesita.
Transcurrido este tiempo, apartamos la olla, dejamos enfriar un poco la confitura y llenamos con ella un bote de cristal, dejando que se termine de enfriar con el bote dado la vuelta si queremos crear vacío en su interior para conservarla durante más tiempo. ¡Ya veréis qué rica está!
Foto: http://www.flickr.com/photos/juantiagues/
Introducción de la receta