Porciones / número de personas: 8 a 10 porciones
Tiempo de Preparación: 15 minutos
Tiempo de cocción: 35 minutos
Categoría: Panes y bollos
400 gr de leche condensada
4 huevos medianos
120 gr de harina de trigo para repostería
8 gr de impulsor (polvos de hornear o levadura química)
1 pizca de sal
2 cucharadas de esencia de vainilla (o el zumo y ralladura de ½ limón)
50 gr de mantequilla derretida
Mantequilla y harina (para engrasar el molde)
Este bizcocho de leche condensada es suave, esponjoso y con un dulzor irresistible. Su textura aireada y su ligero aroma a vainilla lo hacen perfecto para acompañar con un café o un té. Además, es muy fácil de hacer con ingredientes básicos que seguro tienes en casa.
Precalienta el horno a 180°C (calor arriba y abajo, sin ventilador). Engrasa un molde rectangular o redondo con mantequilla y un poco de harina.
En un bol grande, bate los huevos con unas varillas eléctricas durante 2-3 minutos hasta que estén espumosos. Añade la leche condensada poco a poco y sigue batiendo hasta que la mezcla esté bien integrada.
Tamiza la harina, el impulsor y la pizca de sal, e incorpóralos a la mezcla poco a poco con movimientos envolventes para que no pierda aire. Agrega la vainilla (o el zumo y ralladura de limón) y mezcla bien. Por último, añade la mantequilla derretida y remueve hasta obtener una masa homogénea.
Vierte la mezcla en el molde preparado y hornea a 180°C durante 35-40 minutos. Para comprobar si está listo, inserta un palillo en el centro: si sale limpio, el bizcocho está perfecto.
Saca el bizcocho del horno y deja enfriar 10 minutos en el molde antes de desmoldarlo. Colócalo en una rejilla para que se enfríe completamente antes de cortarlo.
Si quieres un bizcocho más húmedo, puedes añadir 50 ml de leche entera a la masa. Para un extra de sabor, sustituye la vainilla por ralladura de naranja o canela. Si prefieres una textura aún más esponjosa, separa las claras de las yemas, monta las claras a punto de nieve y agrégalas al final con movimientos envolventes. Acompáñalo con un café y ponle un poco de dulce de leche para disfrutar con una merienda de puro vicio.